El acueducto de Segovia puede que sean los restos romanos más representativos de la península Ibérica. Es la obra de ingeniería romana más importante de España y es uno de los monumentos mejor conservados y es un símbolo en la actualidad para Segovia.

Construido entre la segunda mitad del siglo I y II siendo emperadores Vespasiano y Trajano. Tiene 162 arcos y en su parte más profunda mide 28 metros y con unos 6 metros de cimientos. El acueducto transporta las aguas del manantial de la Fuenfria. Situado a unos 17 Km de la ciudad y recorre más de 15 Km. antes de llegar a la ciudad.

Durante su construcción la zona pertenecía al convento jurídico de Clunia.

El agua se recoge en una cisterna denominada El Caserón, para después ser conducida por un canal de sillares hasta una segunda torre de nombre Casa de Aguas, donde se decanta y desarena, para continuar su camino. Después recorre 728 metros (con una pendiente de un 1%) hasta lo alto del Postigo.

Está construido con sillares de granito colocados sin argamasa entre ellos. Sobre los tres arcos de mayor altura había en la época romana una cartela con letras de bronce donde constaba la fecha y el constructor. También en lo alto pueden verse dos nichos, uno a cada lado del acueducto.

Se sabe que en uno de ellos estuvo la imagen de Hércules Egipcio, que según la leyenda, fue el fundador de la ciudad.

En tiempos de los Reyes Católicos se realizó la primera gran obra de reconstrucción del acueducto. Se reedificaron 36 arcos, con mucho respeto hacia la obra original.

Ahora pueden verse en esos dos nichos la imagen de la Virgen de la Fuencisla y San Esteban. Colocadas en el siglo XVI. La línea de arcos se levanta en dos pisos, con una decoración sencilla en la que predominan unas sencillas molduras que enmarcan y estructuran el edificio.

El acueducto proveía de agua a la ciudad de Segovia, y más concretamente a su Alcázar hasta hace muy poco tiempo.

Es sin duda uno de los valores que hicieron posible el nombramiento de la ciudad de Segovia como Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

En 1992 los coches dejaron de pasar por debajo de los arcos del acueducto. Con el fin de evitar en la medida de lo posible desperfectos a causa de la vibraciones producidas por el trafico.

Leyenda del Acueducto de Segovia:

Cuenta la leyenda, que una muchacha que tenía que transportar el agua desde el manantial de la Fuenfría a su casa. Se quejaba amargamente del trabajo que costaba y exclamo en voz alta «Daria cualquier cosa por que el agua llegase sola a las puertas de la ciudad» Inmediatamente escucho una voz a sus espaldas, que le preguntaba si realmente estaba dispuesta a dar cualquier cosa a cambio de su deseo. La muchacha sorprendida por que estaba segura que no había nadie más en el camino con ella, se dio la vuelta y descubrió a un caballero muy bien vestido y de edad indeterminada. Cuando se recupero de la sorpresa, respondió que sí, que estaba dispuesta a dar cualquier cosa a cambio de que llegase el agua a las puertas de la ciudad, pero que ella era pobre y no podría ofrecer nada de valor a cambio. El caballero le pregunto, si estaría dispuesta a darle a cambio su alma. La muchacha que no era muy creyente le contesto que el alma no le servía de nada y que se la entregaría cambio de cumplir su promesa. Pero con una condición, que el agua llegase hasta la puerta de su casa antes que el gallo cantase, condición que estimo imposible de cumplir. Tras estrecharse la mano el caballero desapareció. La muchacha continúo su camino dudando si lo que acababa de suceder había sido real o una fantasía. De noche mientras dormía se desato una terrible tormenta que la despertó y salió de su casa para ver la tormenta y se dio cuenta que solo estaba ella en la calle, que ninguno de sus vecinos estaba fuera, ni siquiera miraban por las ventanas, aparentemente la ciudad dormía.

La muchacha observo que cerca del manantial se estaban concentrando los rayos de luz y decidió acercarse a observar. Su sorpresa fue mayúscula cuando descubrió que el hombre con el que había estado hablando por la mañana estaba envuelto en llamas y se movía a la velocidad del rayo, transportando unas piedras inmensas que colocaba a toda velocidad.

En ese momento comprendió que se trataba del diablo y arrepentida empezó a rogarle a Dios que la salvara y que los poderes celestiales hicieron, al descubrir su sincero arrepentimiento, que ese día amaneciese antes de tiempo, justo cuando al diablo le faltaba por colocar la última piedra. Se escucho el canto del gallo.

Podrás disfrutar de este y otros monumentos estando alojado en La Casa de la Fragua, El Mirador del Herrero o La Casa de Fausto en Basardilla.